Tras el partido ante Portugal, y después de recibir el MVP del partido, al jugador le recordaron este incidente: «Hoy no le he pedido la camiseta a Cristiano. Quiero disfrutar este victoria», comentaba. Serán 15.000 los espectadores que puedan disfrutar del duelo en directo. Suma 178 partidos con Portugal, a sólo seis del registro máximo de 184 que ostentan el egipcio Ahmed Hassan y el kuwaití Bader Al Mutawa, que continúa en activo y que alcanzó esa marca hace unos días frente a China Taipei. Sólo los franceses Michel Platini (nueve en 1984) y Antoine Griezmann (seis en 2016) han marcado más goles en una Eurocopa que Cristiano en sus tres primeros partidos de esta edición. Según la estadística avanzada, es el mejor jugador del torneo de cuantos han jugado los tres partidos. Patrik Schick, autor de los tres goles de República Checa, es el único jugador con mayor participación relativa en los goles de su selección en aquellas que han marcado dos o más.
Hasta entonces, el combinado luso sólo había participado en tres Eurocopas y tres Mundiales en toda su historia, con tres semifinales como techo, mientras que desde su debut no se ha perdido ningún torneo internacional. «Hoy, gran faena», recogía el diario luso Record en la previa del España-Portugal en octavos del Mundial de Sudáfrica 2010. En la foto que acompañaba al titular aparecía Cristiano Ronaldo con la camiseta en la mano, toreando a un astado que simboliza a la selección española. Cuando visito el lugar hay unas pocas filas donde se amontonan una gran cantidad de camisetas de variedad cromática y en donde, en medio de este arsenal de colores, números y escudos, hay un pequeño apartado que, con generosidad, se cede a los calcetines. La alegría se transformó en lamento, la fiesta dio lugar al funeral. Aquella fue la fiesta de su primer título en España (ya había levantado una liga con el Benfica y la Liga de Naciones con Portugal).
Jugaba en el Heracles Almelo de la Eredivisea, y desde 2012 había estado en el Vitesse. La candidatura ibérica para organizar conjuntamente el Mundial 2030 se había hecho oficial minutos antes del arranque del partido, en el antepalco de autoridades del estadio. Tras el 1-0 de La Roja que los acercó a su primera Copa del Mundo, la portada del día siguiente mantuvo el tono: «Fuimos cogidos», se leía, con el rostro sufridor del delantero junto al mismo toro. Cuando sostenga el timón de su equipo, podrá hacer lo mismo con el de su selección. No en vano, es la segunda selección que más veces ha tenido enfrente (35) y a la que más ha ganado (17). Pero, sobre todo, es el talismán que besa la mejor generación de futbolistas españoles antes de levantar un título. Un compañero de este diario me explica que se hizo así porque ahora las portadas salen con un único tema, diferente a cómo se hacía antes.
Robert Lewandowski ha sido el único jugador que ha superado sus 11 remates, idéntica cifra a la de Memphis Depay y Álvaro Morata. Así que este jugador del Atalanta, nacido a escasos 500 metros de la frontera con Holanda, tiene de hecho la doble nacionalidad y Koeman le llegó a llamar para defender los colores de la Orange, se ha tomado su particular venganza con Cristiano. Tras su doblete del miércoles contra Francia, el delantero de la Juventus es ya el máximo goleador de la historia del fútbol de selecciones, igualado a 109 tantos con el iraní Ali Daei, quien ayer le felicitó por alcanzarle: «Enhorabuena a Ronaldo, que ahora está a un gol de batir el récord de goles internacionales masculinos. Me siento honrado de que este notable logro pertenezca a Ronaldo, gran campeón del fútbol y humanista solidario que inspira vidas en todo el mundo». Una Liga a la que contribuyó con un otoño prometedor y una genialidad, en la remontada exprés ante Osasuna, que su gran amigo Lodi alcanzó a poner en la escuadra de un zurdazo.
Por esa zona noble andaba también el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, que hacía apenas dos semanas que había pisado por allí para el acto de entrega de la Liga a su Atlético. Semanas antes, en febrero, el coronavirus le dejó fuera de combate. No hace ni dos semanas que Joao Félix (Viseu, 1999) flotaba sobre el césped del Wanda Metropolitano como el chaval que es aún. La noche del 10 de julio de 2016, en las amplias y lúgubres avenidas que rodean el Stade de France de Saint-Denis ya comenzaba a prepararse la amplia comunidad portuguesa de París por lo que pudiera ocurrir. De las tres primeras informaciones sobre el tema que se dieron el martes, en dos salía con la camiseta blanca, mientras que en una lo hacía en traje. Llamó a sus padres, que aguardaban pacientemente, y Lemar los retrató a los tres con sobre ese tapete inundado de confeti.