Solo sobrevivieron algunos de los grupos que no podían ser adscribibles a los estilos dominantes de los 70: los «inclasificables» o «francotiradores» como Burning, Mermelada, La Orquesta Mondragón, Kiko Veneno o Pata Negra. Incluso el “histórico” Miguel Ríos que, de alguna manera, se había apuntado al movimiento y que gozó de un segundo y crepuscular momento de gloria en el cambio de década, entró en barrena (desde el punto de vista comercial) a partir de 1983. Hacia 1984 todo aquello de los 70 (el Rrollo, el Rock Andaluz, el Rock sinfónico) parecía ser historia.