Europa League a manos del Athletic en una disputada eliminatoria que terminó decidiéndose por el valor doble de los goles en campo contrario y con polémica arbitral. El día que se despidió lo hizo lanzando una sentencia que, en aquel momento fue tomada de forma anecdótica, pero que con el transcurrir del tiempo se convirtió en toda una maldición para la entidad y su hinchada: «El Benfica sin mí nunca ganará una copa europea».