En cambio, los pueblos nómadas de las estepas asiáticas, que vivían en climas más fríos, fueron los que desarrollaron las prendas más adaptadas al cuerpo, con mangas en las prendas superiores y pantalones para cubrir las dos piernas por separado, una prenda que facilitaba montar a caballo, algo indispensable en estos pueblos que recorrían grandes distancias en sus cabalgaduras. El siguiente paso fue probablemente una tela que cubriese los hombros, sujeta con una fíbula.