Incluso llegaron a festejar un gol, del central Fonte, que fue anulado por subirse a la espalda de Pau Torres. El Rey Felipe VI y Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, se intercambiaron simbólicamente camisetas de ambos países con sus nombres a la espalda. Desde su partido contra Portugal, es probable que alguien se le acerque a pedirle la camiseta. Fue a pedirle la camiseta y éste se hizo el loco. Futre, la leyenda que también hizo de mentor, le advirtió desde el principio acerca de los baches del camino. Paradójicamente, CR hizo más daño a España cuando era apenas un adolescente. Aquella fue la fiesta de su primer título en España (ya había levantado una liga con el Benfica y la Liga de Naciones con Portugal). Su abrazo con Paulo Futre sobre el césped del José Zorrilla, recién conquistado el título de Liga, sirve para entender lo que Portugal anhela encontrar en Joao Félix.
Y Pedro Sánchez, el Presidente del Gobierno, hacía lo propio con Luis Rubiales, el máximo mandatario de la Federación Española de Fútbol. Después de diez años vistiendo la camiseta del equipo blanco en los que fue el máximo exponente futbolístico del club, su salida ha generado una guerra de gestos que dejan claro la mala relación. Dejad la camiseta del club en el armario, que esto es la Selección. El futbolista marroquí Nordin Amrabat indicó tras la derrota por 1-0 de su selección que el defensor portugués Pepe le dijo que Geiger le había pedido la camiseta. La FIFA salió en defensa del árbitro Mark Geiger y rechazó que el colegiado le pidiera la camiseta al futbolista Pepe en el descanso del duelo entre Portugal y Marruecos. Amrabat no fue el único jugador de Marruecos que se quejó de la actuación de Geiger. Asimismo, lidera el ranking de más Eurocopas disputadas (cinco, marcando en todas ellas), más partidos en el torneo (24) y el de ser el jugador europeo que ha participado más torneos de selecciones (empatado a nueve con Buffon y Matthaus, también anotando al menos un gol en todos).
Hasta entonces, el combinado luso sólo había participado en tres Eurocopas y tres Mundiales en toda su historia, con tres semifinales como techo, mientras que desde su debut no se ha perdido ningún torneo internacional. Y, ya con 36 años, su rendimiento con la selección de Portugal no sólo no merma, sino que se sigue incrementando partido a partido. Suma 178 partidos con Portugal, a sólo seis del registro máximo de 184 que ostentan el egipcio Ahmed Hassan y el kuwaití Bader Al Mutawa, que continúa en activo y que alcanzó esa marca hace unos días frente a China Taipei. Por descontado, Cristiano es también el máximo goleador en la historia de las Eurocopas, con 14 tantos, y el que ha marcado más sumando también Mundiales, un total de 21, tras superar los 19 de Miroslav Klose. Pero si se ciñe la evaluación a las Eurocopas, los argumentos para defender una candidatura alternativa a la del delantero portugués escasean. Para una sobre sus declaraciones, se ha cogido una foto de hoy, algo que es bastante lógico en lo que a uno le hacen siempre hincapié desde el día que entra en un periódico: si hay foto del día, a poder ser úsala.
Participar en los cuatro goles de su selección era algo que no se veía desde hace mucho tiempo, concretamente desde que lo hiciera Schweinsteiger en 2008, precisamente ante Portugal. Y que su registro actual le habría bastado para coronarse pichichi en 13 de las 15 ediciones anteriores del torneo continental -en cuatro de ellas, camisetas algodon portugal igualado con otros futbolistas-. En la era Cristiano, Portugal ha ganado la Eurocopa de 2016, fue finalista de la de 2004 y alcanzó las semifinales de la de 2012 y del Mundial de 2006. Y ganó la primera edición de la Liga de Naciones. Incluido el «¡Uy!» cuando Unai Simón despejó con los pies un balón destinado a sus manos, que acabó estrellándose contra el cuerpo de Cristiano, para delirio de buena parte de la grada. No solo con Cristiano, si no con todo el equipo dirigido por Paulo Bento. Cuando sostenga el timón de su equipo, podrá hacer lo mismo con el de su selección. Y eso que ya lo cantaban, con el tiempo cumplido, cuando Morata, que marcó la mitad de sus 22 goles como rojiblanco en ese mismo estadio, se marchó solo hacia la portería de Portugal.